domingo, 7 de enero de 2007

¿Acaso era lo que tenía que pasar?

Con el fin de año llegó la respuesta de ETA a la gestión dilatoria y adormecedora que el Gobierno de Zapatero ha llevado durante nueve meses del alto el fuego.

Lo que hoy todavía me pregunto es como un presidente de gobierno, con su gabinete de asesores, su legión de analistas y con una historia de negociaciones en las espaldas de su propio partido y de algunos más, ha concluido que la mejor estrategia era la de dejar pasar el tiempo. ¿De verdad creía que la paciencia de ETA era infinita? ¿Creía que la IA y sus bases iban aceptar dicha estrategia sin presionar en los medios a los cuales han tenido acceso durante nueve meses, sin presionar en la calle y sin exigir gestos evidentes de que el proceso avanzaba aunque fuera despacio?.

¿Acaso dicha estrategia era simplemente una de las caras de la moneda? ¿Acaso se buscaba dicha reacción, para una jugada como la del Estatut? Primero movilizar a los sectores más nacionalistas, sacar réditos políticos y electorales, y posteriormente cerrar acuerdos descafeinados con el sector moderado del nacionalismo.

Desde luego hay indicios que me llevan a pensar en un giro de dichas características. Las loas al Gobierno español y los reproches en exclusividad a la IA por parte de JJ como únicos culpables de la situación, sin un mero resquicio a las responsabilidades del PSOE, son claros exponentes de que cara a las próximas citas electorales los acuerdos entre el PNV y el PSOE serán algo más que anecdóticos (habrá que valorar que ocurrirá con los votos de la IA cuya participación como Batasuna parece hoy en día descartada), (¿formará parte de esta estrategia la participación del PSE en la manifestación de Ibarretxe cuando ayer mismo I.Celaá prácticamente la descartaba en la tertulia de Radio Euskadi?).

Lo que es meridianamente claro es que al menos durante todo este periodo pre-electoral la presión mediática y represiva sobre la IA será brutal, lo que indudablemete alimentará una estrategia de reacción que impedirá a corto plazo retomar, al menos abiertamente, la negociación (Negociación que cualquier conocedor de la política en Euskadi reconoce como inevitable antes o después, pues sin ella no hay salida del laberinto).

No obstante hay tres cuestiones a las que no encuentro sentido y que nadie parece querer plantear:

¿Por qué no se ha anunciado el fin del alto el fuego?.

¿Por qué en una acción “tan limpia”, según todas las informaciones bien controlada por las FSE, fallecen dos personas en sus coches sin que nadie los detectase?.

¿Por qué cuando todo el mundo veía que las cosas no marchaban, cuando incluso se hablaba de la posibilidad de reversibilidad del alto el fuego (hasta Balza lo manifestaba en negro sobre blanco), Zapatero manifestaba que todo iba sobre ruedas y que en un año todos contentos?.

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